SIMCE y Evaluación de Aprendizajes
Luego de que el Consejo Nacional de Educación informara que a partir de la solicitud presentada por el Ministerio de Educación, este año el SIMCE se realizará solamente en los niveles de 4to básico y 2 medio (este nivel rendirá exclusivamente las pruebas de Lenguaje y Matemáticas), se ha genera debate en torno a la efectividad de resultados en la medición de aprendizajes que entrega dicha prueba estandarizada.
Pero, para comenzar a analizar esto primero debemos entender ¿Qué es el SIMCE?. El Sistema de Medición de la Calidad de la Educación, (SIMCE) es una evaluación de aprendizaje que aborda el logro de los contenidos y habilidades del currículo vigente en diferentes asignaturas y áreas de aprendizaje, el cual se aplica a todos los estudiantes de Chile que cursan los niveles a evaluar.
La Prueba considera también los cuestionarios de calidad y contexto, respondidos por estudiantes, docentes, padres y apoderados, que recogen información del entorno escolar y familiar de los estudiantes con el objeto de contextualizar los resultados obtenidos en las diferentes pruebas.
El principal propósito de la aplicación Simce es contribuir al mejoramiento de la calidad y equidad de la educación, informando sobre los Logros de Aprendizaje de los estudiantes en diferentes áreas de aprendizaje del currículo nacional, y relacionándolos con el contexto escolar y social en el que estos aprenden.
¿En qué consiste el SIMCE?
Las pruebas Simce se aplican a estudiantes de 2°, 4°, 6°, 8° básico, II y III medio, informándose previamente a los colegios según corresponda qué asignaturas serán evaluadas cada año y en cada nivel.
Hoy el SIMCE Evalúa las asignaturas de Lenguaje y Comunicación (Comprensión de Lectura y Escritura); Matemática; Ciencias Naturales; Historia, Geografía y Ciencias Sociales e Inglés.
¿Para qué sirven los resultados de la prueba?
De acuerdo a lo señalado por el Ministerio de Educación en su sitio web, los resultados de las pruebas Simce entregan información de los Estándares de Aprendizaje logrados por los estudiantes en los diferentes niveles de enseñanza, y complementan el análisis que realiza cada establecimiento a partir de sus propias evaluaciones, ya que sitúan los logros de alumnos en un contexto nacional.
De este modo, los resultados de las pruebas Simce aportan información clave para que cada comunidad educativa reflexione sobre los aprendizajes alcanzados por sus estudiantes e identifique desafíos y fortalezas que contribuyan a la elaboración o reformulación de estrategias de enseñanza orientadas a mejorar los aprendizajes.
Conversemos: ¿Es el SIMCE una buena forma de evaluar los aprendizajes escolares? Cuéntanos qué crees en los comentarios de nuestro blog.
Fuentes: Mineduc https://www.ayudamineduc.cl/ficha/simce y https://blog.lirmi.com/
Una vez más es importante separar la enfermedad del instrumento… lo que ha resultado dañino para las escuelas, creando estigmas en las escuelas y los estudiantes, han sido las radicales políticas de accountabilitty basadas en el resultado del test, sin reconocer las variables contextuales y reforzando un mercado educativo en donde “el derecho” de las madres, padres y apoderados de elegir la escuela (parets choice) es concebida con la lógica de mercado educativo y de consumo….ingenuamente pensando que en los sectores más vulnerados existe ese “parents choice”…. recordemos sólo a modo de ejemplo la triste historia de los semáforos y las cartas del ministro a las familias. Sin embargo, si valoramos el esfuerzo que ha ido haciendo la Agencia de la Calidad y nos ubicamos en una perspectiva de derecho, aparece también la obligación de contar con procedimientos regulares, transparentes y públicos, que den cuenta del Derecho de Aprender, primordial eje de trabajo de toda escuela y liceo. Concebido desde esta perspectiva es un error sepultar el SIMCE sin tener a la vista un mecanismo con que el estado pueda verificar los niveles de aprendizaje, el éxito de las estrategias pedagógicas y lo que es más esencial, la formación integral que daclara nuestro currículum. Ello requiere invertir en modelos más complejos, que cruzen información cuantitativa y cualitaticva, que refieran a las diferentes dimensiones del currículum (no a dos, tres o cuatro disciplinbas o ejes), y particularmente que no muevan desde la sanción a la escuela y sus educadores, sino permitan generar los mprocesos de mejora, con un claro foco enel derecho de aprender!!