El impacto de la COVID-19 en el tratamiento del cáncer de mama
La pandemia de la COVID-19 ha afectado prácticamente cada aspecto de la vida, incluidos los estudios de detección, el diagnóstico, el tratamiento y los cuidados complementarios del cáncer de mama. Las personas con diagnóstico de cáncer de mama y quienes presentan un alto riesgo de sufrir esta enfermedad se han visto en una posición inusualmente difícil y, en ocasiones, alarmante desde el inicio de la crisis del coronavirus. Muchas de estas personas se preguntan si es seguro asistir a ciertas consultas médicas o si deberían posponer tratamientos o exámenes de detección. Otras han tenido que aplazar o cambiar su tratamiento.
En este informe especial de Breastcancer.org, hemos recopilado la información más importante que necesitas saber sobre el impacto que el coronavirus ha tenido en el tratamiento del cáncer de mama. Incluimos por qué algunos tratamientos pueden elevar el riesgo de complicaciones graves de la COVID-19, las medidas que los centros de salud han aplicado para minimizar la exposición de los pacientes al virus cuando buscan atención médica y cómo recibir el mejor cuidado posible incluso si tu plan de tratamiento ha cambiado.
- ¿Cómo ha afectado la COVID-19 el tratamiento del cáncer de mama?
- Cirugía y reconstrucción mamaria
- Terapia sistémica (quimioterapia, hormonoterapia, terapia dirigida e inmunoterapia)
- Terapia de radiación
- Conservación de la fertilidad
- Estudios clínicos
- Estudios de detección de cáncer de mama
- Cómo recibir el cuidado y el apoyo necesarios durante la pandemia
- ¿El sistema sanitario está mejor preparado ahora para los picos de casos de COVID-19?
- Cómo mantenerse alerta para mantenerse a salvo
La primera ola. Retrasos e interrupciones generalizados en el tratamiento del cáncer de mama
El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la COVID-19 se había transformado en una pandemia; es decir, una enfermedad propagada en varios continentes. Al poco tiempo, en Estados Unidos se declaró una emergencia nacional. A medida que comenzaron a aplicarse los primeros cierres y muchos escuchábamos por primera vez el término “distanciamiento social”, miles de estadounidenses recibieron noticias aún más preocupantes: se les había diagnosticado cáncer de mama.
¿Por qué la COVID-19 retrasó los tratamientos del cáncer de mama?
En el mes de marzo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) y los Gobiernos locales y estatales recomendaron que los sistemas sanitarios retrasaran los procedimientos programados, es decir, cirugías, exámenes de detección y otros tratamientos que no fueran urgentes o no se consideraran una emergencia. Los hospitales comenzaron a cancelar algunas cirugías y a limitar otros servicios para evitar que las personas se vieran expuestas a la COVID-19 y también para ahorrar recursos como camas hospitalarias, equipos de protección personal, sangre y productos hemoderivados, y el tiempo del personal, de manera que se pudieran destinar al cuidado de pacientes gravemente enfermos con COVID-19.
Organizaciones médicas como:
- el Colegio Americano de Cirujanos (ACS)
- la Sociedad Americana de Cirujanos de Mama (ASBrS)
- la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO)
- la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos (ASPS)
- la Sociedad Americana de Radiooncología (ASTRO)
- el Colegio Americano de Radiología (ACR)
- la Red Nacional Integral del Cáncer (NCCN)
- la Sociedad de Imagenología Mamaria (SBI)
así como un grupo recientemente formado llamado “COVID-19 Pandemic Breast Cancer Consortium” (Consorcio del Cáncer de Mama para la Pandemia de la COVID-19), han emitido recomendaciones para ayudar a los proveedores de atención médica a tomar decisiones relacionadas con la gestión y priorización de la atención de pacientes con cáncer de mama durante la pandemia.
“El tiempo dirá si tomamos las decisiones correctas para proteger del virus a nuestras pacientes y controlar el cáncer de mama”, señala la Dra. Jill Dietz, FACS, cofundadora del Consorcio, presidenta de la Asociación Americana de Cirujanos de Mama (ASBrS) y profesora adjunta de Cirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland, Ohio. “Recibir un diagnóstico de cáncer de mama es aterrador en cualquier momento, pero ahora es especialmente difícil. Me siento muy mal por las personas que deben someterse a un tratamiento del cáncer de mama durante la pandemia y me siento mal por los médicos a quienes se les ha dicho que no pueden ejercer su trabajo como normalmente lo hacen”.
Los médicos se fijan en la situación y el diagnóstico específicos de cada persona a la hora de decidir cómo avanzar con el tratamiento del cáncer de mama durante la pandemia. Por ejemplo, se fijan si la persona corre un mayor riesgo de enfermar gravemente si se infectara con el virus de la COVID-19 debido al debilitamiento en su sistema inmunitario a causa de tratamientos como la quimioterapia o la terapia dirigida, o bien debido a su edad u otros problemas médicos.
Los centros de salud han adoptado prácticas de seguridad más estrictas para reducir el riesgo de exponer a las personas a la COVID-19. Además, se han modificado muchos planes de tratamiento del cáncer para que las personas no tengan que permanecer mucho tiempo en dichas instalaciones. Se ha ampliado el tiempo entre consultas médicas para evitar un contacto cercano entre las personas, son cada vez más las consultas que se realizan por teléfono o Internet, y se ha reducido la duración de las hospitalizaciones tras una cirugía. En algunos casos, se requieren menos consultas en persona para completar la quimioterapia o terapia de radiación.
Sin embargo, es posible que no todas las opciones de tratamiento habituales se encuentren disponibles para las personas con cáncer de mama durante la pandemia. Durante el segundo trimestre del año, por ejemplo, es posible que las personas hayan tenido que esperar semanas o meses para someterse a determinadas cirugías de cáncer de mama, a menos que tuvieran un diagnóstico de un tipo de cáncer de mama agresivo. Además, los estudios mamarios de imágenes solo se encontraban disponibles para casos urgentes, se restringió el acceso a nuevos tratamientos mediante estudios clínicos y, en algunos centros, no se ofrecían procedimientos de conservación de la fertilidad.
La Dra. Donna-Marie Manasseh, jefa de la división de Cirugía Mamaria y directora del Programa de Cáncer de Mama en el centro Maimonides Medical Center de Brooklyn, Nueva York, señaló que los cambios en los planes de tratamiento han sido estresantes tanto para pacientes como para proveedores de atención médica. Sin embargo, quiere que las personas con cáncer de mama sepan que los proveedores de atención médica están tomando sus decisiones en forma cuidadosa con el objetivo de brindar la mejor atención y cuidado posibles en estas circunstancias.
“No es que los pacientes de COVID-19 sean más importantes que las pacientes con cáncer de mama —señala—. Estamos trabajando en forma consciente para determinar cuáles son las medidas adecuadas que debemos tomar por nuestras pacientes con cáncer de mama, y esto incluye protegerlas de la COVID-19 y tratar el cáncer”.
En mayo, cuando se detectó una disminución en los casos de COVID-19 en el país, los CDC y otras autoridades de salud señalaron que los sistemas sanitarios debían considerar volver a prestar atención médica programada. Así, en muchas partes de los Estados Unidos, durante los meses de mayo y junio comenzaron a realizarse cirugías, exámenes de detección y otros procedimientos que se habían suspendido. Sin embargo, a finales de junio y comienzos de julio, volvieron a aplicarse restricciones a los procedimientos programados en áreas donde se produjeron nuevos brotes, como Arizona, Texas y Florida. A medida que la situación evoluciona, en algunos hospitales se siguen realizando cambios al tratamiento del cáncer de mama.
Fuente: Reportajes Informe Especial, Meganoticias 2021