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Cómo superar la separación de los padres mayores sin dejar de ser una familia

Cómo superar la separación de los padres mayores sin dejar de ser una familia

Cómo superar la separación de los padres mayores sin dejar de ser una familia

Aunque los hijos sean grandes igual requieren atención. “Se tiene que ver más como una reorganización familiar, no como un quiebre”, dice siquiatra de la Universidad de Chile.

Jennifer (27), la hija mayor de Bill y Melinda Gates y estudiante de segundo año de medicina en Nueva York, usó su cuenta de Instagram para referirse al divorcio de sus padres tras 27 años de matrimonio: “Muchos de ustedes escucharon la noticia de que mis padres se separan. Ha sido un momento desafiante para toda nuestra familia. Sigo tratando de aprender cómo procesar mis emociones y las de mi familia en estos momentos y estoy agradecida de tener el espacio para hacerlo.

No haré más comentarios acerca de la separación, pero por favor sepan que sus amables palabras y apoyo significan mucho para mí”. Reorganizar… Sergio Barroilhet, siquiatra y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, considera que estas separaciones se tienen que ver más como una reorganización familiar, no como un quiebre: “No hay por qué romper los vínculos con los hijos y los vínculos biográficos. No es necesario contar con todo el pasado, con todas las cosas buenas que se han vivido como familia.

Es importante que las parejas entiendan que hay que honrar esa historia, que independiente de que se termine la convivencia hay cosas buenas que los mantuvieron juntos”. Espacios para conversar Barroilhet aconseja lo siguiente: “Hablar de lo que está pasando, de las aprensiones, cómo les gustaría que pudiera darse esa situación; Lo segundo, es honrar a la familia en las situaciones que son importantes, pero estar abierto a que eso pueda ser diferente. A que uno de los padres pueda no estar. Pero que de alguna manera también haya un honrar, el padre que está a la distancia puede acordarse de esos momentos que mantenían juntos y enviar un mensaje haciendo un reconocimiento a la importancia.

Lo importante es que no desaparezca, la familia es mucho más que la organización de los vínculos entre sus miembros”. El siquiatra infanto juvenil de la Sociedad de Siquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia de Chile, Pablo Espoz, coincide en que la calve está en el buen diálogo. “Recordar que se separan como pareja, pero no como familia, por lo tanto en la medida que exista un buen diálogo, estructuras claras y definidas, los roles, quién hace qué en  términos familiares, en general, las reuniones no deberían tener mayores conflictos. Es significativo que ambos padres puedan mantener un buen contacto, que puedan ponerse de acuerdo en cosas. Cuando no se pueden poner de acuerdo en cosas básicas como pensión o visitas, comienzan los conflictos y es mucho más difícil que se puedan reunir”.

Evitar las lealtades invisibles Julia Cerda, doctora en Sociología, especializada en intervención familiar y trabajo social clínico y académica del departamento de Trabajo Social de la Utem, recomienda no mantener las mismas costumbres que llevaron al quiebre: “Cuando se disuelve la unión queda la posibilidad de encontrarse como dos personas, más que como dos enemigos, porque con la enemistad aparecen las lealtades invisibles de con quién me voy a quedar, a quién voy a poder saludar.

Tiene que haber acuerdos y pactos para evitar esto para que los niños pequeños no interpreten que si se van con uno van a ser desleales con el otro”. Cuando los hijos ya no son niños “seleccionan el acercamiento y son los padres quienes tendrán que hacer un trabajo para no quedarse solos”, acota. No hay que triangular Espoz asegura que la clave está en evitar la triangulación: “Que los jóvenes no sean usados como medio de comunicación de la pareja.

Puede existir algún grado de cercanía mayor con madre o padre, pero ahí también es súper importante el rol de los papás de no alinear a los niños, yo me alineo con mi hijo para estar en contra del otro, aparecen los comentarios de “yo te doy mejores regalos”, tu papá o mamá es así” o “mira lo que me hizo” para buscar lealtades”. Hijos grandes también requieren atención Barroilhet  sostiene que en casos como el del matrimonio Gates, “para padres que se separan en etapas más tardías de la vida es importante saber que para los hijos sigue siendo importante su relación. Los padres siguen siendo relevantes, aun cuando ya están fuera de la casa.

No en términos de la vida en común, de normas, reglas, pero desde el punto de vista afectivo si lo son y existe una preocupación por parte de los hijos por qué va a ser de cada uno de esos padres solo, sobre todo una preocupación sobre el envejecimiento en soledad.

Y hay un preocupación también sobre cómo la relación con ellos eventualmente puede cambiar, si se produce una separación, qué va a significar eso para la relación con ellos”. No continuar con las peleas Julia Cerda considera que es necesario soltar las conductas que producían los problemas. “En las vida de las parejas se generan disconformidades que llevan a la decisión de separarse. Acá es importante el trabajo que se hace en la separación y post separación de manera que no prevalezcan estas disconformidades. Si esto sigue afecta a los hijos, se transforma en una comunicación descalificadora y desde ahí se perpetúa el conflicto marital… Sigue siendo una sistema familiar, pero nuevo, reestructurado. Ya sea si los hijos se quedan con la madre o si ya son grandes y viven solos, que la pareja logre desprenderse de estas disconformidades es crucial”.

 Fuente: Instagram Jennifer Gates