Así va a cambiar la enseñanza de Pedagogía en los próximos cinco años
Entre las novedades de los nuevos Estándares de la Profesión Docente, se destaca que incluyen un enfoque más inclusivo y que relevan aspectos emocionales para que los educadores apoyen a sus estudiantes en esa área. La idea es que estas pautas se transformen en una hoja de ruta para mejorar la formación de profesores.
‘Una pedagogía con competencias para atender el desarrollo socioemocional de las y los estudiantes, con el objetivo de formar personas íntegras, con habilidades para convivir en sociedad’.
Este es parte de uno de los nuevos Estándares de la Profesión Docente —los cuales fueron aprobados recientemente por el Consejo Nacional de Educación—, y que serán el principal referente y la hoja de ruta frente a la enseñanza y el aprendizaje para las universidades que forman profesores, así como también para los estudiantes de Pedagogía y los actuales docentes y directivos.
Para definir estas medidas, el Ministerio de Educación (Mineduc), a través del Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP), trabajó durante más de cuatro años en conjunto con universidades, profesores y expertos investigadores.
La idea es que a inicios del segundo semestre de 2021 comience la publicación e implementación de esta política pública en las instituciones, proceso que se extenderá por cinco años y cuyo principal foco ‘es hacer que estos instrumentos se transformen en un referente de mejora de la práctica docente y movilicen y fortalezcan la enseñanza y el aprendizaje en nuestro país’, explica Francisca Díaz, directora del CPEIP.
Y agrega que este hito ‘sella un acuerdo transversal a nivel país sobre la pedagogía que Chile necesita, aquella que debemos promover en los docentes en formación, y fortalecer en aquellos que hoy ejercen en nuestras salas de clases, por medio del aprendizaje y el desarrollo profesional continuo’.
En cuanto a la diferencia con los estándares anteriores, Díaz rescata la obligatoriedad de estos para todas las pedagogías, ‘pues su implementación incidirá en la acreditación para los programas de Pedagogía, acreditación que es obligatoria’.
Pensamiento crítico
Esta nueva base formativa ‘plantea altas expectativas sobre los estudiantes de Pedagogía y sobre la docencia en general’, afirma Josefina Santa Cruz, decana de la Facultad de Educación de la U. del Desarrollo, quien participó en el proceso.
Entre las novedades que incluyen estos estándares, precisa Santa Cruz, está que incorporan dimensiones como el aprendizaje profundo, por medio de la enseñanza de, entre otros, las habilidades del pensamiento crítico, como razonar con evidencia, analizar diferentes perspectivas y llegar a conclusiones.
Asimismo, tienen un enfoque inclusivo, comprometiendo al profesor con el aprendizaje de todos sus estudiantes, por ejemplo, reconociendo y valorando la diversidad en cuanto a género y orientación sexual, características físicas y socioeconómicas, etnia y religión.
Por otro lado, relevan aspectos emocionales que los educadores deben lograr para poder mediar a sus estudiantes en ese ámbito, por medio de la implementación de estrategias para que los alumnos adquieran habilidades para reconocer y regular sus emociones, tomar decisiones de forma responsable y saber establecer relaciones positivas.
Según Carmen Montecinos, directora ejecutiva del Centro Líderes Educativos de la U. Católica de Valparaíso, quien también fue partícipe del proceso, lo más importante de estos estándares es que ponen un mayor foco en el aprendizaje. ‘Tradicionalmente la formación de profesores estaba más puesta en lo que hace un profesor que en lo que deberían estar haciendo los estudiantes como aprendices, y cuál es la relación que hay entre lo que hace un profesor y lo que hace un estudiante’.
Y agrega: ‘Otro de los cambios tiene que ver con los procesos de evaluación. Lo que hacen estos nuevos estándares es fortalecer bastante las competencias y saberes profesionales necesarios para evaluar no solamente en términos de lo que han aprendido los alumnos, sino que fundamentalmente en cómo la evaluación permite retroalimentar al estudiante y generar en él la capacidad de autorregulación. Es decir, que sea capaz de ir analizando sus propios procesos de aprendizaje con ayuda del profesor y usando esa información que le permite tomar decisiones respecto de cómo seguir avanzando en sus acciones como aprendiz’.
La directora del CPEIP, Francisca Díaz, concluye: ‘Trabajaremos junto a las universidades con el objetivo de que, de aquí a cinco años, los educadores egresen con los conocimientos, competencias y habilidades fundamentales que definen estos estándares, que son fruto del consenso y que buscan hacer más eficaces los procesos de enseñanza y aprendizaje al incorporar el conocimiento actual sobre cómo aprenden las y los estudiantes. En este sentido, estos tienen el gran potencial de, efectivamente, mejorar los procesos de enseñanza’.
Fuente. El Mercurio