LIDERAZGO ESCOLAR Y MEJORA EDUCATIVA

Hace algunos años, siendo rector de colegio, recibí una tarde la visita de una profesora de Educación Básica, especialista en Matemática. Llevaba yo poco tiempo en la dirección del establecimiento, pero ya me había dado cuenta de su calidad docente y del entusiasmo con que se entregaba en sus clases. Esta profesora había realizado un diplomado en la metodología Singapur para la enseñanza de la matemática.  Me planteó que estaba interesada en la posibilidad de implementar dicha metodología innovadora en el colegio, pero que no podía hacerlo sola.  Le pedí que me explicara su propuesta.  Mientras lo hacía, comencé a visualizar con mucha mayor claridad la importancia del liderazgo centrado en lo pedagógico. Sí, porque es frecuente que el ejercicio de un cargo directivo conlleve un sinnúmero de tareas de gestión que no tienen un fuerte énfasis en lo pedagógico, probablemente porque para esto existen las unidades técnico pedagógicas o las coordinaciones pedagógicas, de tal manera que un rector puede perfectamente descansar en personas que se han capacitado en esa área.  Pero si se quiere aspirar a la mejora educativa, a poner énfasis en la calidad de los procesos pedagógicos, un directivo debe involucrarse, debe observar clases y acompañar a los docentes, motivarlos, de tal manera que estén dispuestos a entregar lo mejor de sí para lograr que sus alumnos aprendan lo que deben aprender.

“Un centro centro escolar está para que los alumnos aprendan, por lo que un liderazgo debiera poner su foco de atención y medirse por su contribución a la mejora de los aprendizajes.”

Liderazgo para el Aprendizaje. A. Bolívar. U. de Granada. 2010.

Vuelvo a la historia que describía previamente. Me sentí entusiasmado con la propuesta de la profesora y le agradecí su preocupación por avanzar en la mejora de la enseñanza de la Matemática. El paso siguiente fue convocar a una reunión a las docentes de los niveles en los cuales se podría implementar la metodología. En esa instancia se les explicó la metodología y se les preguntó si deseaban capacitarse para implementarla, lo cual suponía dedicar algunas semanas de verano para recibir formación en la universidad. Para mi sorpresa, todas se mostraron entusiasmadas y pronto iniciaron el proceso de aprendizaje.  Concluida la formación, las reuní para recibir sus testimonios de la experiencia vivida.  El resultado fue muy positivo y manifestaron su gran interés por implementar la metodología en los primeros niveles de básica. Así se dio inicio a este proyecto de mejora, lo cual me permitió apreciar con claridad que la gestión directiva encuentra verdadero sentido cuando pone un fuerte énfasis en lo pedagógico.

El liderazgo escolar tiene componentes claves que deben ser abordados, como la planificación, la organización y la ejecución de planes de acción que permitan el desarrollo del personal y la instalación de proyectos que aseguren la calidad del servicio educativo. Sin embargo, los colegios tienen como uno de sus objetivos más relevantes el logro de aprendizajes. En consecuencia, el liderazgo pedagógico es clave para el desarrollo de una institución escolar. Tanto la gestión administrativa, como la gestión del aprendizaje son hoy condición necesaria para la mejora educativa.

Cuando el directivo moviliza a los profesores en el proceso de aprender a mejorar su práctica, a la par, él mismo aprende junto a ellos sobre lo que funciona y lo que no (Marco para la Buena Dirección y el Liderazgo Escolar. Mineduc 2015). No es el líder que “lidera desde arriba”, sino el que aprende en conjunto con los docentes, generando una relación horizontal que potencia la gestión pedagógica.

Si el liderazgo pedagógico centrado en la mejora pasa a ser el centro de la gestión directiva, es muy posible que deje de tener sentido una pregunta que nos hizo el profesor Joaquín Gairín hace algunos años, mientras realizaba un diplomado en gestión en centros educativos: ¿Ustedes creen que son necesarios en las escuelas que dirigen? No lo crean, ustedes están aquí y las escuelas siguen funcionando sin su presencia.

Por Claudio Arellano Cortés
Secretario Ejecutivo – CEIS Marista.